Hay muy poco de mí.
No estoy donde solía
y me ocupo sin habitarme
ni saberme,
ni perderme,
ni encontrarme.
Hay tan poco de mí.
Me cuelo entre los dedos
y se me deshacen las lágrimas
y se me rompen los silencios.
Y no hay risa que no muera,
ni cuento que me cuento
que no me crea
aunque sepa que,
de verdad,
me miento.
No hay nada de mí.
Oscilo entre péndulos
que echan abajo
hasta los mismos cimientos
de quien fui,
de quien soy,
de quien me invento.
Hay algo en mí.
Me reconozco en el espejo
que distorsiona lo que creo
y se dobla
en ángulos muertos.
Me abrazo
y me contengo.
Me cierro.
Me miro y no me veo.
Úr Qazris